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Panel: “Pedagogías para la paz y la reconciliación”

 

La ponencia comenzó con la intervención de Monseñor Héctor Fabio Henao, quien introdujo el tema de herramientas pedagógicas, mencionando que es pertinente enfatizar en la transformación social, a partir de tres niveles de relaciones que van desde lo micro a lo macro:

 

  1. El primer nivel corresponde a una transformación individual, en la que se transforman percepciones, actitudes, emociones y relaciones.

  2. El segundo nivel responde a un ámbito comunitario, en el que es importante transformar la convivencia y las relaciones de vecindad, ya que para que la comunidad exista se deben transformar los intereses y relaciones colectivas.

  3. Por último, el tercer nivel, hace alusión a las relaciones institucionales, las cuales, señala, deben convertirse en relaciones de diálogo armónico para ser partícipes de las acciones comunales e institucionales, e incidencia para alcanzar la meta del bien común.

 

Menciona Monseñor Héctor Fabio Henao que para transformar las estructuras es necesario transformar la calidad de los elementos que las constituyen –salud, educación, familia, entre otras.-  y la interacción entre estos ámbitos de la vida social. Por lo tanto la construcción de paz y reconciliación es una tarea que se ve permeada por las estructuras y viceversa. Seguido de esto, Monseñor sostiene que por lo tanto, el objetivo de este panel es dar a conocer algunas de las herramientas para la construcción de paz a través de los territorios que pueden ir dando pasos para la reconciliación.

 

Finalizada la introducción de Monseñor Henao, empieza la intervención de Roberto Vidal del Instituto Pensar de la Universidad Javeriana.

 

Experiencias en construcción de paz: Da a conocer que el objetivo de su presentación es poner sobre la mesa cómo desde el Consejo Nacional de Paz se están desarrollando estrategias para la pedagogía para la paz en los colegios y universidades. En el Consejo Nacional además, hay 90 representantes que abogan por la educación como principal herramienta para la construcción de la paz.

 

Pese a que se identifican sectores que están en oposición a esta metodología hay un consenso en que se necesita la educación, no solo como herramienta de paz sino también de cambio cultural. Es este un punto de arranque para lograr la construcción de paz, ya que la gente está dispuesta a discutir, trabajar e impulsar educación para la paz. Ahora bien, Vidal pregunta ¿En qué consiste la educación para la paz? Este no es un proceso nuevo, en Colombia hay experiencia de décadas en construcción para la paz, ya que se han vivido diversos procesos de paz y siempre detrás de estos procesos han existido procesos enormes en la educación para la paz.

 

Por lo tanto, el objetivo es construir sobre lo construido e innovar en aquello que se deba innovar. No se debe reducir la educación para la paz netamente a herramientas y metodologías, se trata más bien de un problema colectivo que requiere un proceso de transformación social profundo, transformación de mentes y corazones colectivos, es decir es una actitud general hacia la paz.

 

Igualmente no se puede relegar el proceso de reconciliación a las escuelas o comunidades, es tarea también -y un reto tanto- como para  el gobierno,  los líderes políticos, gremiales y económicos;  porque el conflicto también es político. Por lo tanto hay que superar el enfoque local y generar espacios más colectivos y diversos que faciliten mayor participación.

 

Ahora bien, plantea Vidal que el gran desafío de la educación para la paz en un país que se ha construido sobre la base de la guerra, es desmontar y revertir el proceso con el que se hizo la guerra; es decir, en primer lugar, es la humanización del enemigo, lo cual implica ver al otro como humano, como igual, sobre una base sólida de respeto. En segundo lugar, se debe renunciar al monopolio de la victimización, dejar de catalogarnos los unos a los otros bien sea como víctimas o victimarios, y más bien pensar que todos, de una u otra forma, han sido alguna vez víctimas y victimarios. Esto permite romper estereotipos y humanizar a los otros.

 

Finalmente, el tercer reto es estar preparados para la frustración, ya que estos procesos tienden, algunas veces, al fracaso. Teniendo en cuenta otros procesos y sus aprendizajes, son más los fracasos que los logros, y un modelo no sirve para todos los casos. Es por esto que la educación para la paz se debe pensar como un programa de largo plazo de 40 años o más, en el cual habrá varios tropiezos, será un camino lleno de piedras y es importante que prevalezca la perseverancia y la pertenencia como responsabilidad de los diversos sectores.

 

Se da inicio a la intervención de Carlos Chica “Pedagogía de construcción de paz”. Asesor de la Presidencia de la República en temas de pedagogías de paz. Continua con el panel enfatizando en que no se debe polarizar el mundo y traducirlo únicamente a blanco y negro, retomando las palabas del Papa en su visita a Estados Unidos. Menciona que la pedagogía para la paz no es la divulgación de los acuerdos en La Habana, la paz está cerca y se debe seguir construyendo.

 

No se debe tener miedo a la paz, por lo tanto hace un llamado a perder el miedo de ser militantes de la paz, Muchos colombianos le tiene miedo a la paz debido a que  no están acostumbrados a vivir en ella y lo vislumbran como algo ajeno a su zona de confort, ya que el cerebro está condicionado y programado para responder agresivamente a cualquier forma que afecte el confort.

 

Chica agrega que, un encuentro como el Congreso de Reconciliación bajo su lema: seamos caminos de esperanza, tiene una visión prospectiva, es decir que, la guerra nos amarra al pasado y la paz al futuro. El conflicto en Colombia ha marcado escenarios de muerte, hay referentes del territorio, es decir que los niños en el país aprenden geografía a partir de masacres, muertes y desolación.

 

Así mismo, tanto la guerra como la paz son una construcción social. La guerra es un caos que tiene un orden en sí mismo, de forma tal, que cuando las cosas se construyen socialmente, solo se pueden modificar bajo este mismo marco. Por lo tanto, la pedagogía para la paz se debe dar en torno a la visión prospectiva, la visión de futuro, de transformación de la realidad como construcción social.

 

La pedagogía para la paz empieza con el estímulo de la conversación, como mecanismo de construcción social, teniendo en cuenta que hay muchas conversaciones pendientes, que no se han podido dar debido a la guerra. Es necesario activar conversaciones de las agendas territoriales y nacionales. El dialogo permite conocer las diferentes realidades del conflicto y recoger la memoria del conflicto, pero también construir nuevas realidades comunitarias y nuevos líderes sociales.

 

Chica cierra su intervención señalando que es clave construir las agendas territoriales para la paz sin caudillismos ni la imposición del miedo, que recojan todos los intereses comunitarios. Por lo tanto, la propuesta de pedagogías para la paz está basada en mover sentimientos y emociones.

 

Posteriormente viene la intervención de Rosa Inés Floriano del Secretariado Nacional de Pastoral Social - SNPS, sobre “Procesos pedagógicos de la reconciliación desde la Iglesia”. Comienza su presentación resaltando que desde las comunidades siempre surge la necesidad de saber cómo se ponen en práctica las metodologías para la paz, que se han mencionado anteriormente.

 

Sin embargo, no existen recetas para la paz, toca estar alimentando los principios pedagógicos básicos que se utilizan para la construcción de la paz. También se deben fortalecer pequeñas comunidades de aprendizaje en las que se viva la reconciliación. Por lo tanto, el SNPS llega a las comunidades a organizar grupos de aprendizajes y juntos construir la receta propia de la paz para dicha comunidad. Una comunidad de paz en donde se dan relaciones horizontales, donde no existen sabios, todos saben y todos aprendemos. La comunidad orientadora gira en torno a una pregunta orientadora, dinamiza nuevos aprendizajes, no en una línea o tema específico. Por consiguiente, la construcción de paz no es un proyecto, es aprender a darle sentido a la paz, a través de cambios de comportamientos, actitudes, etc.

 

Ahora bien, El desafío pedagógico es dotar de sentido a las metodologías que ayuden a la transformación de relaciones. Se debe tener en cuenta que la pedagogía de paz no se limita a talleres. Algunos espacios como un “sancocho comunitario” aporta más a la construcción de paz porque muestran el sentido de la inclusión. La pedagogía debe desinstalarse de la rigidez e ir a la vida cotidiana, porque en la vida cotidiana es donde se construye la guerra, donde se dio la guerra.

 

Rosa Inés menciona que en el SNPS se trabaja bajo la mirada prospectiva, esto indica que la metodología se fundamenta en la construcción del futuro deseado y se debe dar en la medida en que se construye el bien común. El futuro deseado es donde existan garantías para todos, un futuro en donde estemos todos, el cambio no debe ser del otro debe ser propio. La evangelización es real y verdadera cuando se transforman los sentimientos, actitudes, estructuras, etc. Si se quiere llegar a la reconciliación, el verdadero cambio comienza en lo pequeño de cada corazón, como el pequeño grano de mostaza. Se deben cambiar tres nichos fundamentales: recuperar la capacidad comunitaria de resolver los propios problemas, cambiar las relaciones, no ver más a los demás como enemigos, se debe acabar con la polarización entre las personas y la institucionalidad.

 

Terminada la ponencia de Rosa Inés se hace una ronda de preguntas a partir de los debates generados por los expositores. Se presenta un espacio para preguntas y resonancias del tema desde las regiones.

 

  • ¿De qué depende seguir construyendo la paz en los territorios, en momentos donde surgen nuevos conflictos?Frente a esto se responde que: la percepción desde el Instituto Pensar, es que los acuerdos de paz buscan separar la violencia de la política, terminar el conflicto armado no significa terminar con los conflictos políticos. Estos conflictos deben ser tratados ahora desde las mismas comunidades. Se deben recuperar los espacios políticos para las comunidades. Por lo que, una educación para la paz implica una educación para la participación, entendida como una comunidad activa en la política y en la vida social.

 

      En esta pregunta, Carlos Chica resalta que es importante ver muchos temas que están dormidos en la educación para la paz. Se debe aprender a           ser cristiano, a tener en sus justas proporciones, a comunicarse con los demás, es decir aprender a aprender. Aprender los unos de los otros es la           gran tarea  de la pedagogía de paz.

 

  • ¿Qué hacer con los integrantes de la fuerza pública, grupos paramilitares y FARC? A esto se respondió que las prácticas ancestrales y comunitarias son una gran oportunidad de construir paz y recuperar lo que la violencia ha arrebatado.

 

  • Así mismo, se preguntó sobre ¿Qué hacer con quienes intentan invisibilizar las acciones de paz y promueven la guerra? A esto se respondió que en el Consejo Nacional de Paz se organizó el encuentro nacional de paz con el fin de recuperar todas las iniciativas de paz, ya que la educación para la paz tiene diferente escenarios, desde la escuela, la universidad, la comunidad, la educación no formal, ONG, hasta grupos étnicos, populares y comunitarios. Estos son escenarios e iniciativas complementarias no divergentes. Esta respuesta se complementó señalando que el acuerdo de La Habana es un pretexto para lograr un cambio, una transformación, un cambio de roles sociales que impacten en un gran cambio social. Los batallones contra la guerrilla cambiarán a batallones de ingenieros construyendo puentes y vías donde nunca han existido. Habrán también, noticieros que no hablen de conflictos, igualmente, ¿Qué van a hacer las ONG sin conflictos? Esta es una oportunidad clave para reinventarse a partir de  los acuerdos de La Habana.

 

Panel “La reconciliación desde el compromiso del Centro de la Evangelización de lo Social de la Conferencia Episcopal de Colombia

 

A las 11:00 am se inició el segundo panel del día. En este punto, se invitó a los participantes al espacio y se introdujo al Padre Luis Andrés Bustacara encargado de la moderación. El Padre Bustacara presentó el tema y el objetivo del panel y a cada ponente, e igualmente les agradeció por su participación. Este panel versa sobre cuestiones como ¿Cuál es el trabajo de la Iglesia colombiana en favor de la reconciliación? ¿Cuáles son los agentes que más deben apoyar, para la Iglesia, en ese trabajo de reconciliación? Y ¿Cuál es la labor de su departamento u oficina a favor de la reconciliación?. 

 

Monseñor José Daniel Falla Robles, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia, inauguró y dio inicio a este panel recordando que no se debe perder nunca de vista qué es el ser humano  alrededor de quién debe girar el trabajo desde la Iglesia. Por lo cual, se debe entender que Jesucristo entregó su vida para salvar al hombre, es por esto que se debe ser cuidadoso, y no se puede perder de vista la misión cristiana, aquella en la que se rescata al ser humano de sus problemáticas y de las difíciles realidades, enredándose en las teorías. Se trata entonces, de rescatar al ser humana en su integralidad y en su totalidad, teniendo en cuenta todas sus dimensiones. Por lo cual, es importante y pertinente, plantearse la pregunta de ¿Cuál es la reconciliación que Cristo quiso traer al mundo? Teniendo en cuenta que lo primero es la reconciliación con Dios. Así, lo primero es colocar en el centro de todo la relación con Dios y con la obra de su creación. Por otro lado, Monseñor señaló que emerge la necesidad de perdonar para poder seguir escalando los pasos hacia la reconciliación. Esto requiere un trinomio, compuesto por: perdón, reconciliación y paz.

 

Se le planteó a Monseñor Daniel Falla la pregunta a cerca de ¿Cuál es la labor de los departamentos en la reconciliación? A lo que él respondió que es  importante recordar cuál es la figura episcopal: el obispo es quien está en la cima de una jurisdicción velando para que una obra evangelizadora conserve el rumbo, puesto que es muy fácil perder los derroteros en el camino. Desde la conferencia episcopal, la visión principal es no perder de vista que el ser humano en su dignidad es el centro de la historia y del mundo, que por medio de esto nadie olvide en donde está la obra salvífica realizada por Jesucristo; esta es entender que ÉL dio su vida para rescatar a cada ser humano existente. A esto añadió que, por más que se tenga fe, muchas veces el ser humano suele quedarse estancado en la teoría y en las ciencias, perdiendo de vista la misión de la Iglesia. Ante esta situación, Jesucristo pone en cabeza del episcopado la tarea de enrutar y recordar el cambio para no perder de vista la misión de la Iglesia, en la cual la vida de cada agente pastoral es rescatar a cada ser humano. De esta forma Monseñor señala que el Congreso de la Reconciliación nos debe recordar cuál es la obra salvífica de Cristo, aquella misión que no podemos olvidar y tener como objetivo, porque si es así, tristemente construiremos una reconciliación que no sea duradera.

 

Finalizó la intervención de Monseñor Falla y se dio lugar a la ponencia del Padre Darío Echeverri, Secretario General de la Comisión Nacional de Conciliación. El Padre Echeverri comenzó su presentación planteando que la preocupación general y permanente desde la Conferencia Episcopal de Colombia es sobre cómo hacer presente a Cristo en la transformación del conflicto. Hay una necesidad de la figura de Cristo, presente en el diseño de políticas públicas para el trabajo con los actores violentos. Es un Cristo presente en la realidad de las víctimas, por lo cual antes de hablar de reconciliación se debe hablar de re dignificación y en este punto es menester acompañar a los diferentes actores en el proceso de reconversión. Por lo tanto, el Padre hace un llamado sobre la importancia de tener claras las responsabilidades de todos los actores sociales -desde los diferentes lugares y roles- en la consolidación de la paz. Es decir, una responsabilidad general y compartida por todos, es la clave del cumplimiento de los acuerdos que se firmen entre el Gobierno y las FARC. Así, entendemos el papel de la Conferencia como el centro de la dimensión de la evangelización de lo social, a través del acompañamiento a las víctimas con diálogos pastorales. De esta forma, el Padre Echeverri constató que, en el centro de la comisión está presente el acompañamiento a las políticas públicas de construcción de paz así como a las acciones humanitarias, tanto con víctimas como victimarios. Así mismo, es totalmente imprescindible, hacer presencia, haciendo incidencia con los diálogos pastorales en el dialogo con las comunidades en medio del conflicto. En este punto, el Padre Echeverri cerró su intervención planteando preguntas como: ¿Cómo estaremos presentes en la veeduría de los acuerdos entre los actores armados y el gobierno nacional?, a lo que respondió que “queremos estar presentes en la veeduría del desarrollo de la reparación”  ¿Cuál va a ser nuestra respuesta en la reintegración?, “queremos estar presentes en un nuevo lenguaje que permita la reconciliación”.

 

Comienza la ponencia del Padre Pedro Mercado, Secretario adjunto para las relaciones Iglesia – Estado. Dio inicio con un discurso emotivo, en el que señaló que en medio de la desesperanza y dolor de tantas personas, ver en este día tanta gente participe en el congreso, llena el corazón, ya que los presentes son personas que creen que ya es suficiente de guerra, odios y venganzas, así que es el momento oportuno de hacer la paz, la reconciliación y el perdón. Además, destacó que la Conferencia Episcopal de Colombia ha acompañado el proceso de paz que se adelanta en La Habana, al igual que muchas otras iniciativas de construcción de paz desde la sociedad civil. Sin embargo, recalca que el mayor desafío es construir escenarios de paz, ya que este es un desafío enorme, porque en la realidad, en el campo en el que él se desempeña y en el recorrido que se ha llevado a cabo aún es preocupante cómo autoridades locales en los diferentes territorios aún no muestran un compromiso determinante e incidente como se espera con este tipo de iniciativas, en general con la búsqueda de paz, y han optado por darle la espala al proceso de paz y de reconciliación. A esto se le suma, que también es importante la necesidad de impulsar desde la Iglesia y sus agentes pastorales, la construcción regional y local de la paz.

 

Ahora bien, el Padre Mercado, también constató una falta de claridad en el conflicto, señalando que pareciera que el conflicto fuera únicamente entre las FARC y el Gobierno. Por lo cual, hace falta visibilizar las situaciones con la familia, los niños, los jóvenes. En este sentido, la única tarea que él tiene es favorecer -mediante contactos con los funcionarios del Estado para facilitar la construcción de iniciativas administrativas o legislativas que permitan la construcción de paz y reconciliación. Además, menciona que para la Iglesia es una prioridad el acompañamiento a las víctimas, y no solamente aquellas víctimas del conflicto armado, sino también las víctimas de las nuevas violencias que sacuden al país. Por lo tanto, hay que trabajar por el respeto de los derechos humanos, por unas mejores condiciones de salud y educación, es decir, trabajar en torno a la conciliación. Para concluir su intervención, el Padre invita a revisar el libro “Los Mínimos para la Paz”, en dónde se resalta que el acompañamiento a las víctimas del conflicto, la pobreza y la marginación, es una necesidad. Lo anterior, requiere de trabajar arduamente por la equidad y la justicia, por la construcción de una cultura de paz y de reconciliación. Una cultura que permita desaprender la violencia y que conlleve a la resolución pacífica de los conflictos.

 

Seguidamente, comenzó la presentación del Padre José Elver Rojas, Director del Departamento de Comunicaciones. El fin de esta presentación fue socializar la misión del Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal, la cual consiste en empoderar a los comunicadores católicos de un lenguaje de perdón, reconciliación y convivencia, que contribuya a generar un ambiente necesario de paz. Sin embargo, hizo énfasis en que el perdón, la reconciliación y la paz son acciones transversales a todos los departamentos. Por otro lado, comentó que se creó la aplicación “yo oro por la paz”. También se creó un curso virtual para locutores y productores de radio. Señaló que al finalizar este proyecto, se desemboca en una mesa común que se llama RECOMPAZ, la cual es una red de comunicación por el perdón y la construcción de paz. Finalmente, hizo mención a la actividad de la copa de la fe 2015, la cual no pretende más que brindar a los presbíteros un espacio de esparcimiento, fortalecimiento de la vida fraterna y competencia por el respeto y juego limpio.

 

A continuación, la Doctora Danelia Cardona, Directora del Departamento de Promoción y Defensa de la vida, inició su ponencia con una reflexión del Papa Francisco: “Si quieres la paz trabaja por la justicia, si quieres la justicia trabaja por la vida”. Señala entonces que cuando se habla de vida se habla en un sentido amplio, desde un enfoque personalista y centrado en la persona, en su dignidad. Por lo tanto, ha trabajado desde la promoción de dicha dignidad con talleres de formación. Esta formación se da desde una antropología cristiana y de humanización, a través del poder ver al otro y humanizarlo. Lo realmente importante es poder visibilizar la experiencia del otro, acogiendo la narrativa del otro inmerso en conflicto. Así mismo, hizo énfasis en que es importante llevar a cabo procesos de formación humana, porque la primera persona con la que se debe reconciliar es con uno mismo, para poder reconciliarse con el otro. En este sentido se han llevado a cabo trabajos en equipo con la Comisión de Conciliación sobre acompañamiento psicosocial a las víctimas. 

 

Finalmente, la Doctora Cardona invitó desde su mirada como psiquiatra, a no seguir cayendo en la lógica perversa de dividir el mundo entre los buenos y malos, ya que no existen personas malas sino personas que son permeadas por la toma de malas decisiones y acciones que generan daño, pero no por eso son intrínsecamente malas. Es por esto, que el perdón se presenta como una acción ineludible para la reconstrucción del tejido social, a través del hombre como obra de Dios. Por lo tanto, solo la persona humana es capaz de tomar conciencia sobre el uso de la casa común, y además es fundamental trabajar por la humanización. La intervención termina con la socialización del video construido por el Departamento de Promoción y Defensa de la Vida, “Celebra la Vida”.

 

Al igual que en el panel anterior, se llevaron a cabo, una serie de preguntas que surgieron de las exposiciones:

 

  • ¿Por qué no extenderse a otros escenarios más amplios con propuestas como las del Departamento de Comunicación de la Conferencia Episcopal? Para esto el Padre ratificó la proyección que se tiene del trabajo al interior del Departamento en ese sentido.

  • ¿Qué hacer con las multinacionales y transnacionales que se vienen apropiando acelerada e inclementemente de los recursos naturales, en el post-conflicto? Se respondió que se necesita de la visibilización de esas realidades desde los diferentes actores de la sociedad civil, incluyendo a los jóvenes y nuevas generaciones, pero cuestionando a la vez las prácticas extractivas.

  • Una tercera pregunta, cuestionó ¿Qué estrategias se han pensado desde la Iglesia para trabajar con los excombatientes y contribuir a la convivencia entre éstos y las víctimas, en los territorios en donde confluyen? Frente a esto, se señaló que se trata de un compromiso articulado entre las diferentes Pastorales por rescatar a la persona, sin importar su procedencia. Por otro lado, se hace la invitación al auditorio a que no pierda de vista que la Iglesia la componen no sólo las autoridades y sus estructuras, sino todos los creyentes y practicantes de la fe. De ahí el compromiso de todos para contribuir con estos escenarios.

  • La última pregunta fue ¿Cómo incidir para desmontar el lenguaje bélico tan instalado en nuestra sociedad, y cómo incidir desde la Iglesia en la construcción de una Política de Paz? Frente al primer punto, se dice que evangelizando se va transformando, no sólo las relaciones, sino también el lenguaje. Tal vez en este momento histórico la prioridad no es en sí misma la construcción de una Política de Paz y de Reconciliación. Seguramente lo prioritario ahora es resolver asuntos muy complejos como la reparación a las víctimas, la restitución de la tierra, y antes de esto, la necesidad del perdón. En general lo prioritario en este momento es la construcción de una cultura de paz y de reconciliación.

 

Este panel concluyó rescatando varios elementos importantes de las diferentes ponencias. Por un lado, se debe tener presente no perder de vista que es  alrededor del ser humano que debe girar el trabajo desde la Iglesia. Mientras que por otro lado, es necesario perdonar para acercarse a la reconciliación, esto va de la mano con la necesidad de construir y promover la paz desde la Iglesia con un lenguaje que no polarice, y que por el contrario, unifique un único entorno con gran propósito de reconciliación y paz. Además, las tareas conjuntas de la Iglesia colombiana, desde el Centro de la Evangelización de la dimensión social, se deben llevar a cabo desde el departamento de comunicaciones, departamento de promoción y defensa de la vida, relaciones Iglesia-Estado y la Comisión Nacional de Conciliación.

 

Panel: ¡Reconciliémonos, seámonos camino de esperanza!

 

Hacia las 4:15 de la tarde se llevó a cabo el panel ¡Reconciliémonos, seámonos camino de esperanza! Experiencias significativas que desde el territorio contribuyen a construir un mundo inclusivo, equitativo y solidario. El panel contó con cuatro panelistas y cada uno tuvo una intervención de 10 minutos. La pregunta orientadora  fue ¿Cómo contribuyen las experiencias presentadas a la reconciliación en sus territorios?

 

Este nuevo espacio empezó con la ponencia “Economía solidaria de María Beltrán”, de la Asociación Vida y Campo de Norte de Santander. En primer lugar hizo énfasis en que los cultivos agrícolas se ven fuertemente afectados por los cultivos ilícitos y el mal estado de las vías. Sin embargo, también destacó la importancia del acompañamiento de la Diócesis de Tibú, en el favorecimiento de las relaciones asociativas entre las mujeres solidarias con otros actores del territorio, como los campesinos, para la generación de fuentes de ingresos. María, representante de la región, subrayó cómo la experiencia de asociación inicial, en torno a la producción y auto-sostenibilidad, se convirtió en el impulso para el surgimiento de nuevas iniciativas en el territorio. Por otra parte, contó la historia de once madres comunitarias, cabezas de hogar, con un sueldo de $150.000 pesos, que se unieron para mejorar sus ingresos con el fin de satisfacer las necesidades de las respectivas familias. Estas madres comunitarias se reunieron con funcionarios de la Diócesis, quienes les dieron la idea de organizarse en otros aspectos como el reciclaje. De esta forma, las mujeres optaron por montar una tienda para suministrar alimentos a los hogares comunitarios, y contaron con el apoyo de la Diócesis para esta labor. Igualmente, empezaron a trabajar con restaurantes y Bienestar Familiar y así a ayudar a los campesinos mediante intercambio de víveres o con transacciones monetarias, que ayudan a los campesinos con la venta de productos. Igualmente, comentó que en el territorio se llevó a cabo un proyecto de paz territorial, donde convergen elementos de salud, educación, infraestructura y comunicaciones.

 

Seguida a esta alocución, Elena Tinoco del Programa de Desarrollo para la paz (PRODEPAZ) del Magdalena Centro, empezó su presentación “Participación de los pobres en el fortalecimiento de la democracia”. La ponente resaltó el proceso de formación que han recibido las comunidades de los diferentes municipios del Magdalena Centro en democracia y participación política, lo cual ha permitido que los pobladores se empoderen y se reconozcan como ciudadanos activos en la transformación de sus realidades. Es así como la misma exponente de esta experiencia regional, es actualmente candidata al Concejo, lo cual en sus propias palabras “se ha convertido en una muestra para los pobladores de la posibilidad que tienen para demostrarse a sí mismos y a los políticos tradicionales, que de la base de las comunidades están saliendo líderes y lideresas capaces de hacer política de forma transparente, responsable y al servicio de las necesidades y principales problemáticas de los territorios”. Comentó además que la metodología para una mayor participación de los pobres en la democracia radica en darle valor a la persona, construir mesas y encuentros con los pobladores, capacitaciones en participación política para demostrar que se es capaz de hacer política limpia. Sin embargo, para finalizar su intervención, señala que la tarea no es tan fácil, hay dos grandes retos: sensibilizar a la comunidad sobre la política y llevar procesos de reconciliación desde el nivel personal, familia, comunitario y municipal.

 

Finalizada la ponencia de Elena Tinoco se dio inicio a la presentación “Formación de liderazgo y ciudadanía plena para La Transformación de la Realidad” de José Gabriel Porras, de la Comunidad sin Frontera, Ventaquemada, Arquidiócesis de Tunja. José enfocó su discurso en el empoderamiento de pobladores para la participación activa en la transformación de sus realidades. Muestra de ello, es el ejercicio de construcción del plan de desarrollo comunal de la vereda, para ser presentado al próximo alcalde local. Destacó así mismo, cómo desde estas iniciativas es que se comienza a  construir  los cambios y futuros deseados de las comunidades. Además, el aporte a la reconciliación en la región está dado por la construcción de una visión común que permite superar la indiferencia y generar lazos comunitarios. Igualmente, señaló que hay un desplazamiento del municipio producido por la poca inversión social.

 

Terminada la ponencia anterior, se inició la última ponencia del día, la exposición “La reconciliación para los Embera Katio” en el Sur de Córdoba a cargo del Señor César Antonio Bailarín. En esta se presentó de manera muy general la realidad actual de los pueblos indígenas en el Sur de Córdoba. Coexisten problemas con comunidades campesinas, empresas, ganaderos y está fuertemente amenazada por la pervivencia a través de la practicas de grupos armados ilegales, como las minas antipersona y otras acciones violentas, la explotación minera, el desplazamiento, entre otros. Sin embargo, aún en medio de las adversidades, con el acompañamiento de actores como la Iglesia y el Centro de Investigaciones y Educación Popular (CINEP), se han fortalecido en su autonomía a los diferentes grupos indígenas y en la capacidad de exigibilidad de sus derechos.

 

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